Regálame un instante de tu vida, para capturarlo en un momento que trascienda los días. Deja guardar la alegría de tu rostro en una fotografía, describir el calor de tu sonrisa en palabras, que resulten en poesía. Quiero capturar lo bello de tu esencia, sin limitar tu ser, como quien mira enamorado el brillo de la luna, cada noche, sin quererla poseer. Si, por el contrario, precisas del calor de mi compañía, compárteme tu vida, del instante que nos tocó en esta sinfonía. ...
Ojalá que la vida me encuentre con el pecho abierto, sin temor, como un campo que espera el viento, como un río que busca el mar. Ojalá que en mis días de invierno, cuando el frío intente congelar, mi corazón sea hoguera encendida, una chispa que no quiere apagar. Que mis sueños sean aves al vuelo, cruzando cielos de esperanza y paz, y que el amor sea el sol de mis días, donde quiera que la vida me va a llevar. ...
Veámonos donde quieras, pero veámonos, por favor Puede ser a las afueras, En la costa de tu vientre o en el bosque de tus cabellos, Para perdernos entre suaves destellos. Si prefieres la ciudad, Te espero en la plaza de mis manos, O en el centro de mi corazón, Donde del tiempo se pierde la noción. Si lo que quieres es ver una función, Veámonos en el cine de tus pensamientos, O en el teatro de mis sueños, Hay una nueva obra escrita con nuestros anhelos. ...
Haz estallar mi interior con tan solo una mirada, para crear en mí un vasto espacio, donde abriré mi pecho, y en él termines recostada. cuentame ahí tus historias, tus alegrías y anhelos, que con atención escucharé, y contigo contaré en nuestras noches de desvelos.
Me gusta encontrarte, En el dulce sabor de mi fruta favorita, En la belleza sin igual que poseen las flores, En el aroma que la tierra desprende cuando se riegan sus colores. Me gusta verte, Danzando sutilmente sobre el fuerte tronco Que sostienen tus ramas, En los montes, cuando la esperanza Que trae consigo la lluvia se abraza sobre sus valles. Me gusta sentirte, En la frescura del rocío que besa la mañana. En las suaves caricias que el viento sabe brindar, En el murmullo de las hojas que susurran los anhelos que los amantes les han llegado a confiar. ...
Inventemos un lenguaje que solo los locos entiendan, Dos locos que saben que una caricia en la mejilla significa te quiero, Dos locos que saben que arroparse en la noche significa te amo. Miremos al cielo como solo los locos se pierden en él, Dos locos que diseñan con el dedo un mismo planeta que solo ellos habitan, Dos locos que con la mirada a amarse invitan. Bailemos por la calle una canción que solo los locos escuchen, Dos locos que entienden la melodía que guarda un suspiro, Dos locos que danzan en el más bello delirio. ...
Felicidad es encontrarte un alma en el camino de la vida que se abre a mostrarte su corazón, dispuesta a conocerte con genuina y atractiva emoción. Felicidad es ser abrasado por la chispa que brota de la pasión en los ojos de las personas cuando te comparten sus deseos y anhelos siendo sus convicciones el faro que guia el paso de sus sueños. Felicidad es cruzarte con la fuerza de una corriente que te guía a los límites de tu zona de confort y tiene la delicadeza de motivarte a saltar alimentando tu motor. ...
Me gusta ver sonrisas dibujadas en los extraños, las que nacen sin motivo ni intención, surgen de un momento en el que las miradas se cruzan, encontrando complicidad, se reconocen como igual, hablando un lenguaje universal. Un instante en el que somos más humanos, menos ajenos. Tesoros ocultos en la cotidianidad, cada vez más escasos de encontrar en la gran ciudad.
Mientras nos queden raíces en esta tierra bendita, y el viento acaricie nuestras hojas con amor, mientras exista alguien que vea color en nuestra flor aun cuando nosotros solo la percibamos marchita. Brotará un nuevo día entre las sombras, invitándonos a alcanzar nuestro sueño, ofreciéndonos la promesa de un mañana aún sin dueño.
No temo a que la muerte me encuentre, sino a una vida llena de insatisfacción. Es la idea de sentir en mi boca montones de tierra incluso después de beberme un río, lo que realmente me aterra. Siento la frustración de un sueño roto, aunque tenga en mis manos el brillo de la luna, mi alma no aprecia lo que es esa fortuna. Me aterra el reflejo en el espejo, la imagen de un ser incompleto y perplejo. Cuyo corazón late en un compás errático, marcado por el ritmo de lo inalcanzable y drástico. ...