Como piezas de un rompecabezas, a menudo nos encontramos dispersos,
sin un orden claro, quebrándonos en cientos de fragmentos
de recuerdos, alegrías, pasiones, lágrimas, risas y aprendizajes,
ya que todo ello forma parte de nuestro ser,
aunque por momentos pareciera no tener sentido.
Se paciente, pues con el tiempo, cada pieza encontrará su lugar,
déjate guiar por las líneas de tus pasiones,
que el color de tus alegrías te digan donde colocar la siguiente,
y la serenidad del perdón te enseñe el refugio adecuado para tus memorias,
Permite que amigos y seres queridos acomoden las piezas en su lugar, cuando creas que no hay solución.
Con el tiempo, reconocerás nuevamente a la persona que solías ver en el espejo.