Reencuéntrate con lo que genuinamente te haga feliz. Cada uno de nosotros tiene esa actividad en la que podemos sumergirnos durante horas, mientras que el tiempo a nuestro alrededor parece detenerse.
Si en el ajetreo de la vida actual, sientes que perdiste aquello que te lleva a volar, buscalo, él no es celoso de tu tiempo, sabrá esperar, vuelve a conectar con el, pero no lo olvides. La vida se torna un poco más hermosa con ese ingrediente que nos permite saborearla aún más. Es como la cereza que reservas para el final de tu helado.
Si todavía no has encontrado tu pasión, nunca es tarde para explorar. Y si la presión por ser excelente en lo que amas te abruma, recuerda oda a la mediocridad, que no sea un obstáculo para disfrutar de lo que te gusta. En mi caso es bailar, este año comencé de nuevo. Espero que sigas practicando el tuyo.
Esta vez no tenía una foto apropiada para acompañar esta reflexión, así que decidí dibujarla. ¿Por qué no?