¿Por qué temes que los rayos del alba
te encuentren en una cama que no es la tuya,
una habitación que no conoces?

¿Qué motiva tu partida
antes de que mi abrazo se funda en tu piel
y logre tocar tu corazón?

¿Dónde se encuentra la seguridad que muestras
al estar desnuda frente a mí?
Si al primer descuido, mi calor te hace huir
sin siquiera poderme despedir.

¿Dónde escondes el corazón en nuestros encuentros?
Si por más que acaricie tu piel, no lo siento.

¿De qué nos sirve hacer el amor
si al salir te lo llevas todo contigo?
Dejándome vacío, anhelando de tu sombra una noche más.

¿Encuentras placer en la libertad de no comprometerte
o soy solo un refugio temporal
para las noches en que buscas calor y no luz?

Me resulta triste reconocer que podría dibujar tu silueta de memoria,
nombrar las coordenadas de cada uno de tus lunares
y aun así admitir que no te conozco.

Sin embargo, aquí estaré aguardando…
por un beso,
por una noche más,
esperando que al menos uno de los dos resulte ileso.