Mientras nos queden raíces en esta tierra bendita,
y el viento acaricie nuestras hojas con amor,
mientras exista alguien que vea color en nuestra flor
aun cuando nosotros solo la percibamos marchita.
Brotará un nuevo día entre las sombras,
invitándonos a alcanzar nuestro sueño,
ofreciéndonos la promesa de un mañana aún sin dueño.