Ojalá que la vida me encuentre
con el pecho abierto, sin temor,
como un campo que espera el viento,
como un río que busca el mar.
Ojalá que en mis días de invierno,
cuando el frío intente congelar,
mi corazón sea hoguera encendida,
una chispa que no quiere apagar.
Que mis sueños sean aves al vuelo,
cruzando cielos de esperanza y paz,
y que el amor sea el sol de mis días,
donde quiera que la vida me va a llevar.
Ojalá que la vida me encuentre
con el pecho abierto, sin dudar,
recibiendo cada instante y susurro,
como un regalo que hay que abrazar.
Y si el dolor toca a mi puerta,
que no sea para quebrar mi fe,
sino para enseñarme en su paso
la fuerza que dentro guardé.
Ojalá que la vida me encuentre
con el pecho abierto, a flor de piel,
viviendo cada latido con ansia,
sin miedo de lo que vendrá después.